miércoles, 31 de marzo de 2010

FRASES INTERPELADAS (Raul Degrossi)

1. “Espero que esta actitud valiente de Ricky Martin inspire a la oposición, y confiesen de una buen vez su impotencia.” (Miguel Angel Pichetto)

2. “No voy a decir más sobre mi matrimonio con el senador Reutemann y seguiré callando la verdad por pudor, sólo diré que su actor favorito es Marlo Blando.” (Mimicha Bobbio)

3. “Macri es tan salame que, después de mandar la ley contra los “trapitos”, va a impulsar otra contra Petete porque se enteró que es un pingüino.” (Aníbal Fernández)

4. “Che me parece que Boudou estuvo muy duro hoy en el Senado, la próxima vez lo mandamos a Moreno para contemporizar un poco.” (Néstor Kirchner)

5. “Es fácticamente imposible que haya habido coimas en la compra de los aviones de Aerolíneas, créanme, nosotros lo intentamos por todos los medios y no se puede.” (Julio De Vido)

6. “Yo este garrón de que me corran con el helicóptero y que nunca terminamos el gobierno no me lo como más, la próxima elección llevamos de candidato a alguno de los ministros de Alvear, si queda alguno vivo.” (Gerardo Morales)

7. “La verdad que cuando me citaron estaba muy nervioso, pero cuando entré y ví que el que llevaba la batuta con las preguntas era el nabo de Morales, me tranquilicé muchísimo.” (Amado Boudou)

8. “Esto le pasa a los radicales por giles, teniendo a mano un Corach, un Dromi, un Granyo Ocampo, eyos van a la justicia patrocinados por Gil Lavedra, porque es ye yepulicano; y así les fue.” (Carlos Menem)

9. “Hicimos un acto estupendo contra el pago de la deuda, con la presencia de Margarita Stolbizer, Vilma Ripoll y Tumini, para que después no digan que en Proyecto Sur somos incapaces de construir poder popular.” (Pino Solanas)

10. “Hemos declarado ilegal la huelga docente porque si en San Luis nadie hace nada sin pedirnos permiso a nosotros, menos vamos a permitir que dejen de trabajar porque se les antoja.” (Alberto Rodríguez Saá)

11. “Por el ritmo de la gestión de Binner, pareciera que ya perforaron algunos pozos de petróleo en la provincia, y en lugar de gas, empezó a salir cloroformo.” (Agustín Rossi)

12. “Muchachos, ¿estaremos todavía a tiempo para votar a favor el pliego de Marcó del Pont?” (Ernesto Sanz)

13. “Yo creo firmemente que hay que coparticipar todo, inclusive los aviones presidenciales y los granaderos.” (Julio Cobos)

14. “Tenemos cifradas grandes expectativas en el fallo de la Corte de La Haya , sobre todo porque no la integran ni la jueza Sarmiento, ni los camaristas mendocinos.” (Jorge Taiana)

martes, 30 de marzo de 2010

La última cagada

¡¡¡No sean malpensados!!! No es un tema político.

En la primer imagen es solo una necesidad...

Ampliando la foto, vean a espaldas de la exploradora.

Y si le avisó el fotógrafo, el papel... ¡ni lo habrá usado!
·

lunes, 15 de marzo de 2010

El proceso golpista

por Rubén Dri

Tres millones y medio de chicos reciben Asignación Universal por Hijo.
Dos millones de ciudadanos que estuvieron obligados a trabajar toda su vida en negro, pudieron jubilarse.
Cien mil mujeres y hombres integran cooperativas de trabajo.
Hemos recuperado nuestros aportes jubilatorios al reestatizar las AFJP.
Hemos recuperado Aerolíneas Argentinas.
Tenemos una ley de medios audiovisuales democráticas, un verdadero modelo.
Tenemos asegurada la provisión de leche, carne, trigo, por los acuerdos del gobierno y los verdaderos productores.
La desocupación hoy es del 8 por ciento frente al 23 por ciento de 2001.
Las reservas del Banco Central pasaron de 8000 millones a 48.000 millones.
Los genocidas siguen siendo juzgados y condenados. Los chicos que fueron apropiados siguen encontrando a su familia.
Además, el ALCA naufragó en las aguas del Atlántico marplatense. La participación de Argentina a través de su gobierno fue protagonista en los avances de la integración de Latinoamérica. El golpe contra Evo Morales encontró a los presidentes latinoamericanos, con claro protagonismo de nuestra Presidenta, unidos en apoyo al presidente boliviano.

Todo esto se logró después del desastre provocado por las políticas llevadas a cabo en la década del 90 que epilogaron en 2001 con la destrucción del Estado y de la Nación en la que las provincias quedaron desarticuladas, manejando papeles que figuraban como moneda sin ningún tipo de respaldo real, viéndose obligada la población para poder subsistir a volver siglos atrás recurriendo al trueque directo, como se hacía milenios.

De allí venimos. Los principales causantes de tales desastres hoy conforman lo que pomposamente se denomina “oposición”, y la denominación les cabe perfectamente, porque lo único que los une es eso, el oponerse, tarea que conforma una de las formas de “golpe” de Estado que ahora se llevan a cabo. Se han propuesto que el Gobierno no pueda realizar su tarea, es decir, “gobernar”. Para lograrlo han “asaltado” el Congreso, tarea que fue posible por la incalificable colaboración de un tal denominado “centroizquierda” para el cual el acuerdo logrado fue un “hecho histórico”.

La férrea voluntad política de la Presidenta de avanzar, a pesar de los obstáculos, ha vuelto a encrespar al conglomerado opositor tratando de inmovilizar al ejecutivo. La más exaltada en la tarea es Elisa Carrió que, inmediatamente después de la espléndida exposición que hiciera la Presidenta, azuzaba al conglomerado gritando la necesidad de “unificar la estrategia opositora para derrotar al kirchnerismo –es decir, al Gobierno– en el Congreso”.

Maniatar al Gobierno, frenarlo, paralizarlo, o sea, voltearlo. Esa es la estrategia y para eso la necesidad de unir a ese conglomerado al que sólo une el espanto. Pero la inquieta Carrió encuentra un escollo que es necesario remover, o mejor, ablandar, el “centroizquierda” cuyos vaivenes la sulfuran, y las chicanea: “Si no que después expliquen a la sociedad si son o no cómplices del Gobierno”. Como colofón, utilizó la expresión apocalíptica que en su momento hiciera Carlos Menem, “a los tibios los vomita Dios”.

Problema arduo. Desde la izquierda aliarse a la derecha no puede menos de ocasionar “mala conciencia”. La Sociedad Rural no puede menos de estar agradecida, pues nunca se imaginó lograr tales poderes en el Poder Legislativo.

Las cartas están echadas desde hace rato, por lo menos desde el proceso golpista iniciado para hacer retroceder al Gobierno frente a la pretensión de poner límites a las superganancias sojeras, pero ahora es absolutamente imposible no verlo.

La Presidenta puso en claro lo que para muchos todavía no lo estaba, o, en otras palabras, puso en limpio lo que estaba en borrador. Nos habló de dos países, el real y el virtual. No sé si los términos son los más adecuados, pero dicen claramente lo que quieren decir. Los avances logrados desde el 2003 para acá son negados absolutamente y en su lugar se pinta un país catastrófico. Es el clima con el cual, más el amordazamiento al Gobierno que se pretende hacer desde el Congreso, se pretende culminar el golpe en marcha.
Fuente: El proceso golpista del conglomerado opositor


Textos relacionados:
Argentina y Honduras


Visitantes: contador web gratis
Desde 22/10/09

lunes, 8 de marzo de 2010

Habla bien porque dice verdades

Por José Pablo Feinmann


Las polémicas son sanas hasta cierto punto. Después, llega un momento en que uno se dice: “Ya no vale la pena: ni yo lo voy a cambiar ni a modificar en algo a fulan@ ni él (ella) me va a modificar a mí”. Luego de cruzarnos un par de veces en los setenta (cuando los dos éramos militantes en algún grupo del peronismo o cercano a él), luego de haber sido jurados en un concurso de cuentos sobre derechos humanos a comienzos del ’84, luego de haber participado en un congreso en Maryland sobre la recuperación de la democracia y de haber ido a escuchar buen jazz en Georgetown, luego de haber tenido una conversación en la confitería La Opera en 1989, luego de que me invitara y yo gustosamente fuera a un aniversario de Punto de Vista en 1998, y también: luego de haber compartido muchas cosas, mi alejamiento con Beatriz Sarlo fue cada vez mayor. Mis diferencias no provienen de sus modalidades personales: a mí me gusta cómo es Beatriz, ese tono medio rioba que tiene, su humor, su erudición, su inteligencia. Recuerdo una noche –creo que del ’94– en que Alfaguara presentó los cuentos completos de Cortázar en el ICI, tocó el piano Gandini y, no bien se fue, me atreví y toqué yo. Recuerdo a Filippeli que, hacia el final, me pidió: “Tocá ‘El hombre que amo’, José”. Y hasta recuerdo que me sorprendió que me pidiera justo la canción de Gershwin que más me gusta y que mejor solía tocar. Pero: la cosa es ya difícil, porque todo eso quedó atrás. Aclaro: esto no es una polémica. Sólo quiero decir, antes de marcar mis duras diferencias con un artículo que publicó en La Nación, todo lo que nos unió, los lugares similares de los que venimos, y que, en rigor, debiéramos poder dialogar y hasta ser medio amigos. Pero Beatriz se ha ido tan lejos, se ha llenado de tantos odios, se ha ido tan a la derecha y a sus medios, que son poderosos, que sólo falta que se aparezca en Rosario junto a Vargas Llosa. Ella, que insistía desde Punto de Vista en definirse constantemente como “una intelectual de izquierda”, ya no es sólo un cuadro intelectual de la derecha, ya es un cuadro de la oligarquía, una militante agraria. O lo fue la noche en que se entremezcló con las señoras de las exquisitas cacerolas, las cacerolas VIP, para aconsejarlas.

La cosa es que en un artículo del 27 de marzo de 2008, como columnista de La Nación, escribió que los cacerolistas del campo fueron agredidos por el peronismo. Es una pena que una mujer de la inteligencia de Sarlo se encrespe tanto, se enfurezca con el peronismo y se convierta en una antiperonista, camino del que no se retorna, porque el antiperonismo es el atajo más efectivo para terminar en la derecha, rodeado por lo más reaccionario del país. Si leyera el Suplemento sobre peronismo que publico en este diario –posiblemente lo lea– vería cómo un tipo que fue peronista puede hoy no serlo pero sin pasarse al bando gorila. Se puede ser un peronista desgarrado, con montones de ilusiones rotas encima, con pocas ilusiones nuevas, pero no un gorila: eso creo ser yo. (Aunque para muchos peronistas sea un gorila, así es este país. Hay un libro que se llama: Manual del antiperonismo ilustrado. Ese, entre otros, sería yo. El tipo me llena de insultos. Algunos son muy ingeniosos.) Un peronista que poco cree en Perón pero no niega que eso que llama “la gran novela del peronismo” es mucho más que él y que vale la pena narrarla, de tanta pasión, de tanta tragedia que hay ahí. Pero gorila, y desde los medios del antiperonismo tradicional, desde los medios del poder agrícola, desde los medios de las grandes corporaciones, no, nunca. Es difícil, pero es posible. Sé que me dicen “kirchnerista” y Kirchner sabe que no lo soy, y eso a veces le da una bronca considerable y a veces, creo, me tiene estima. (Si es que tiene tiempo para pensar en mí.) Pero vamos al texto de Sarlo: Se presenta como una veterana de las manifestaciones, cosa que es. Sarlo ha sido, desde las movilizaciones revolucionarias de los setenta hasta los cacerolazos VIP de hoy, una experta en movilizaciones. Al serlo, está capacitada para orientar a estos nuevos, iracundos, representantes del descontento social. Le dice, entonces, “a una señora que caminaba con su cacerola y con su hija de seis o siete años” que se vaya porque “van a empezar las piñas”. “La señora quedó estupefacta.” ¿Cómo, nos van a pegar a nosotros? Y sí, señora, habría que decirle, pues Sarlo no parece habérselo dicho, eso puede pasar en una manifestación. Usted, ante todo, no tendría que haber traído a su hija de “seis o siete años” porque en cualquier momento se aparecen unos negros peronistas y les rompen la jeta a usted y a su hijita. ¿O no se lo han dicho? Estos gronchos, querida, son capaces de todo. Por ahí, la volvés a encontrar dentro de cinco años laburando de prostituta en una villa.

Sarlo sabe de lo que habla. Yo también respeté excesivamente (es decir, les tuve miedo) a las patotas de la Juventud Sindical y del CdeO en los setenta, que eran durísimas, que ejercían el peor matonaje. Los peronistas vienen de abajo. Si el peronismo nunca “se porta bien” es porque representa, desde Perón y Eva, a la negritud de este país, a los cabecitas, a los grasitas, a los que les armó sindicatos, y esta gente, vea, tiene malos modales: si, por ejemplo, ven a una señora, con una nena, golpeando una cacerola Marmicoc con un cucharón de bronce se van a enfurecer. Seguro que le afanan la cacerola Marmicoc y, ya se sabe, a la nena también. Pero Sarlo debió haberle dicho a la señora que había unos cuantos neonazis en la manifestación. Y que esos fuertes chicos de Belgrano y Recoleta acaso pondrían en su lugar a los negros de la provocación. A quienes Sarlo enfrentó y les dijo en la cara: “Esto es una provocación”. Ahora, ¿lo otro no es una provocación? Cortar las rutas, cuando las cortan los agraristas, no es una provocación. Pero no: no pienso ir por aquí. Sigamos: Sarlo encuentra a otra señora (o la inventa, un recurso literario válido) y le hace decir que Cristina F. no fue “una dirigente política en su juventud”. (¿Alguna prueba de esto, Sarlo, o sólo el valiente testimonio agro-gorila de la señora?) “Porque”, sigue la señora que cita Sarlo, “a los de la JP había que ganarles una discusión”. Ya lo creo, señora: y tanto, que, en lugar de discutir, porque sabían que perdían, al final los mataron a todos, a los clandestinos, a los de superficie, a los hermanos, a los primos, a los que alfabetizaban en las villas, a los que pintaban casas de pobres, a los obreros de las comisiones internas, se les quedaron con los hijos, etc. Todo por no poder discutir con ellos. En cambio, Cristina F. sobrevivió. ¿Saben por qué? La señora agro-gorila (que habla por medio de la pluma de Sarlo) tiene la respuesta: “porque esta mujer nunca le ganó a nadie una discusión mano a mano”. ¡Claro! Por eso los militares la dejaron viva.

Me apena, Beatriz, y me da bronca también que tu gorilismo haga de mí forzosamente un peronista. Porque ya no quiero serlo. Me gustaría ir más allá. Avanzar, pero sobre esa base, eh. No negándola neuróticamente. En la Argentina, un partido de centroizquierda (que es lo más que podríamos lograr, y no la reforma agraria como piden los eternos despistados) no debiera desconocer algunas cosas que el peronismo hizo, y debiera abominar de otras: del Perón que puso a Villar (asesino educado por los paras franceses, formado para la tortura en la Escuela de las Américas, el que rompió con una tanqueta las puertas del PJ en donde eran velados los muertos de la masacre de Trelew) en la Jefatura de Policía, del Perón que pidió que ficharan a la periodista Ana Guzzeti porque le había hecho una pregunta incómoda ¡en una conferencia de prensa! (¿Ves? Será por eso que K no las hacía. A ver si le surgía el Perón que todos llevan dentro y pedía que lo ficharan a Morales Solá.) Pero eso es lo que me molesta de los gorilas: son tan cerradamente antiperonistas, tan intolerables en su odio de clase o en la negación de su pasado, que la creatividad se les torna imposible. (Sarlo ha dicho que reniega de todo lo que escribió antes de 1980, creo que ésa era la fecha, cito de memoria, ¿cómo es posible eso, cómo es posible cercenarse así? ¿Por qué, porque acompañó al peronismo en ciertos trechos, porque estuvo en el PCR apoyando a Isabel pero con la comprensible actitud de bloquear el golpe?) El gorila te obliga a defender al peronismo. Porque te das cuenta en seguida de lo que siempre está detrás del gorila: nosotros, te dicen, no somos ellos; no somos los negros, las clases inferiores, la barbarie que describió Sarmiento. Somos cultos, somos blancos, somos educados y si no lo entienden los vamos a matar a todos de nuevo. Porque también –desde Ambrosio Sandes, Paunero e Irrazábal hasta Videla– somos los que mejor y más hemos liquidado gente en la Argentina. El primer peronismo, señores, con todo lo autoritario y enemigo de la democracia que fue, tuvo un solo, lamentable muerto: Ingalinella. Después vino la Triple A: que mató peronistas, a Troxler, a Atilio López y a valiosos hombres de la izquierda como Silvio Frondizi. Pero sobre todo: peronistas, cuadros de la JP, clandestinos y de superficie. Pero la patria agraria y financiera que respaldó a Videla y Martínez de Hoz arrasó con una generación completa. Estoy harto de discutir con gorilas, Beatriz: no quiero defender al peronismo. Quiero pensarlo. El gorila, con su odio, te impide pensar.

En cuanto a Cristina F., Sarlo dice, con frialdad, que “se dice” que “habla bien”. Reconoce que habla “de corrido”, que no vacila y que no se confunde “con los tiempos de los verbos”. Eso solo, Beatriz, haría de Cristina F. uno de los presidentes o de los políticos más insólitos de nuestra historia. Pero discrepo con Sarlo: Cristina F. no habla bien por no confundir los tiempos de los verbos, habla bien porque dice verdades que pocos se atreven a decir. Porque tiene razón es que habla bien. Porque hoy, ante este semigolpe institucional, ante este odio de clase, ante esta bronca que le tienen a este gobierno (sobre todo, como bien dice ella, por su política de derechos humanos), que los proto-golpistas califican de “revanchista”, “montonero” y “terrorista”, elementos de los que dicen se compone, la Presidenta no se amedrenta y les dice a los agro-piqueteros que son los “piquetes de la abundancia”. Y algo impecable, de una enorme justeza para definir la “tragedia” de los grandes productores (los pequeños es otro asunto que habrá que diferenciar): que el problema que tienen, dice Cristina F., la causa por la que luchan, reside en que si tienen tres 4x4 jamás aceptarán el despojo de tener sólo dos. Por eso habla bien Cristina F. Porque habla instrumentando el sentido que los griegos y toda la tradición de la filosofía de Occidente hasta Heidegger da a la palabra logos. Logos es pensamiento, concepto, discurso, razón. Y, muy especialmente para el tema que tratamos, logos es inteligencia. ¡Esto es un escándalo! El agro-golpismo, los ilustrados de la derecha y hasta los malhablados de las radios enfrentan hoy a una peronista que no sólo es inteligente, sino, además, mujer. Este “escándalo” los tiene locos. No lo pueden tolerar. Cristina F. tendrá que usar largamente su logos para que lo toleren, para que lo entiendan. De ahí, no de ellos, surgirá la estabilidad y la fuerza de la democracia argentina.

Fuente: El logos de Cristina F.
Textos relacionados:
Beatriz Sarlo - Biografía y comentarios

martes, 2 de marzo de 2010

Comedia sexual de una tarde menemista

por Alejandro Borensztein

El kirchnerismo te deja de cama. Yo decidí tomármelo con calma, si no quiero que la próxima carótida sea la mía. Cada tanto me siento bajo un árbol, tomo aire y veo pasar el bolonqui sin preocuparme demasiado.

Del viaje a Cancún no puedo quejarme. Con la Compañera Jefa se viaja fenómeno. Hoteles lujosos, buena comida, tragos, algo de shopping. En fin: kirchnerismo "all inclusive". El único problema es que hay que bancarse los interminables discursos de Chávez, pero bueno, nada es perfecto. De tanta reunión latinoamericana y bolivariana, ya todos aprendimos a dormir con los ojos abiertos.

La última tarde tuvo su toque de glamour cuando, a la puesta del sol, todos salimos a caminar descalzos por las tibias arenas mayas. Sacando berberechos en la orilla, el canciller Taiana reflexionaba: "Qué extraño, ¿por qué el grupo Río se reúne en Cancún y no en Río?". "Yo supongo -contestó el embajador Timerman- que por la misma razón que el Rally París-Dakar no se corre entre París y Dakar, sino en la Argentina". El embajador argentino en Washington estaba orgulloso: no pudo lograr que Hillary Clinton pase por la Argentina durante su próxima gira latinoamericana, pero consiguió que CFK tenga una importante reunión en Montevideo con la secretaria de Estado, en un breve pero trascendente encuentro bilateral que tendrá lugar en el ascensor del hotel. Más precisamente, en lo que dura el trayecto desde el cuarto piso al lobby.

Al llegar a Buenos Aires, la cosa se puso mucho más dura porque tuvimos que atender varios frentes a la vez. Fue un miércoles fatal.

A la mañana, el Compañero Jefe bramaba reclamando que hagamos algo con la Cámara Contencioso Administrativa para que libere los fondos del Bicentenario. Aníbal Fernández utilizó una navaja Swiss Army Victorinox para abrir una zanja en su gran tegobi nacional y popular, y de entre los matorrales extrajo una servilleta igual a la famosa servilleta que tenía Corach con los jueces amigos del menemismo. El Compañero Jefe leyó los nombres de algunos posibles jueces amigos del kirchnerismo (curiosamente son casi los mismos) y mandó un par de tipos con una valijita llena de razones para lograr convencer a los jueces de que desbloqueen los fondos. Mientras los emisarios salieron para Tribunales, nosotros fuimos a Olivos al almuerzo de la Compañera Jefa con los empresarios. Al rato, nos enteramos de que el fallo salió en contra y nos quedamos sin la mosca. Se ve que la servilleta ya está completamente desactualizada.

Mientras la Compañera Jefa le hablaba a los empresarios en Olivos, el Compañero Jefe caminaba por la cocina, obsesionado por el próximo escollo del día: las comisiones en el Senado. "La oposición dice que junta 37 senadores y nosotros 35. Si le sacamos uno solo y nos vamos del recinto, ellos no tienen quórum. ¡Salgan de shopping, ya!", ordenó el Jefe. Aníbal fue categórico: "Todos los legisladores que estaban de oferta, ya los compramos. Y por ahora no hay entrega de mercadería nueva".

El Compañero Jefe miraba a través de la ventanita redonda de la puerta vaivén que separa la cocina del salón comedor. Estaba lleno de empresarios. Muchos contreras, muchos chupamedias, muchos que hacen negocios con nosotros, muchos que hicieron sus negocios en los 90 y muchísimos que los hacen siempre.

"¡Ya lo tengo! ¡Los 90! ¡Menem es nuestro hombre!", dijo Néstor metiéndose una mano en el bolsillo y apretándose los bochines. Yo no le escuchaba esa frase desde que era gobernador en Santa Cruz y, entre todos, regalaron YPF.

"¡Méndez es nuestro hombre!", repitió justo en el momento en que apareció la Compañera Jefa, quien sólo escuchó esa última frase. Indignada, le tiró con una rodaja de canto de vitel toné, calculando no pegarle en la carótida. No sé por qué se indigna tanto, pensé yo. Cuando se reformó la Constitución en el 94 para permitir la reelección de Menem, ella fue constituyente por Santa Cruz. Pero bueno, eso fue hace mucho tiempo, cuando éramos chicos. Aníbal murmuró: "No exageremos tanto que en los 90, menemistas éramos todos". Estuve a punto de decirles que yo no, pero me lo guardé porque últimamente están muy susceptibles. "Ok, busquen a Menem", dijo la Jefa mientras disimuladamente se apretaba el busto presidencial izquierdo. "Ojo", dijo el Jefe, "no es con plata que lo vamos a convencer a Méndez". "¿A quién?", preguntó Randazzo que en ese momento se sumaba a la reunión. "Basta Néstor", dijo Aníbal. "Dígale Menem y agárrese los huevos que se entiende mucho mejor".

Randazzo venía a explicar que la oposición también estaba detrás de Menem. "¿Cuánto vale Méndez?", se preguntaban en el bloque opositor, y empezaron a juntar la tarasca. Entre los del PJ disidente, los radicales, los del Acuerdo Cívico y los independientes juntaron 7.300 pesos. Desesperados, lo llamaron a Macri, pero ya todos sabemos que con el Compañero Cartonero vas muerto. Después lo llamaron a De Narváez a la piscina de su casa. perdón, a la Cámara de Diputados, para pedirle que aporte lo necesario. De Narváez, ofreció todo lo que hiciera falta. Al 15% mensual.

El Compañero Jefe la tenía mucho más clara: "A Méndez le gustan otras cosas". Aníbal Fernández escarbó en su bigote setentista y sacó un papelito enrollado. Tenía nombre, dirección y fotito de dos ucranianas infartantes. ¡Bingo! Es indudable que para el tegobi de Aníbal, la vida no tiene secretos. "Vamos", me dijo el Jefe de Gabinete. El Compañero Jefe se me acercó y disimuladamente me puso en el bolsillo dos pastillones de Viagra como para hacerle explotar el bobo a cualquiera. La Compañera Jefa manoteó de la cocina unos trozos de cerdo recién adobado como para reforzar el mensaje. "Avisale que lo preparé con mis propias manos".

Nos fuimos con Aníbal a buscar a las chicas a una dirección que jamás revelaré y los cuatro recorrimos todos los saunitas de la ciudad en busca de Menem. Finalmente encontramos al ex presidente en el spa de un hotel 5 estrellas, dentro de una cama solar y recién salidito del baño turco. Obviamente.

El tipo se avivó de todo en el acto. Estaba cabrero: "¿Quién se creen que soy? Io no me iamo dos ucranianas". "Si hace falta agregamos otra", le dije yo, pero no me escuchó. "Estoy harto. Io no soy una cosa. El Gobierno me desprecia y la oposición me usa y me ignora. Scioli, Reutemann, Duhalde, Solá, De Narváez y tantos otros no serían nadie si no fuera por mí".

"Ok, Carlos, pensalo", dijo Aníbal. "Voy a llevar a las chicas a su casa y después hablamos". "No te preocupes, dejalas aquí nomás que io las ievo después", dijo Menem mientras gentilmente nos acompañaba hacia la salida. Antes de irnos me chamuyó al oído: "Che pibe. ¿Néstor no te mandó nada para mí?" Le di los pastillones y nos fuimos.

En el Senado, Menem nunca apareció. Pichetto, antes de retirar a su bloque, acusó a la oposición de usar los mismos métodos abusivos y autoritarios que les endilgaban al oficialismo. Tal vez tenga razón. Para abusivos y autoritarios, mejor que nos dejen a nosotros los kirchneristas, que tenemos mucha más experiencia.

Así terminó una tarde gloriosa para el viejo playboy del peronismo. Qué curioso: la avanzada opositora corriendo detrás de Menem para conseguir su voto es una paradoja ideológica tan insólita como el inconfesable agradecimiento oficialista al riojano por no haberse presentado. Ambos bandos lo buscaron, lo necesitaron, lo coquetearon y lo mimaron. Las vueltas de la vida: antes, el Compañero Jefe se tocaba los perdigones cuando tenía que nombrar a Menem. Ahora, para Kirchner, Menem ya no es Méndez. Por otro lado, tipos como Romero o De Narváez van a tener que pensarlo dos veces antes de esconder sus profundas convicciones menemistas, tratándonos a todos como si fuéramos unos giles que no sabemos quién es quién en la Argentina.

Me fui caminando, cansado. Me senté en una plaza bajo un árbol a tomar aire. Tenía hambre. La verdad, Compañera Jefa, el lechón estaba buenísimo.
Fuente: Clarín