sábado, 30 de enero de 2010

Reportaje a Mempo Giardinelli

Autor de una extensa obra literaria y periodística, reflexiona sobre la responsabilidad de los medios en la “crispación” social, el rol de la oposición progresista y el mito del periodismo independiente.
Por Francisco Balázs

Hace 15 años que regresó a vivir a su Resistencia natal y desde entonces sus visitas a la ciudad de Buenos Aires son cada vez más aisladas, medidas en horas. Y cada visita le confirma su decisión de vivir lejos de la locura porteña.
–En los últimos años hubo una extensa producción de material literario documental y cinematográfico que revisa el pasado político y social de los años ’60 y ’70. ¿No cree que eso forma parte de una mayor actividad del pensar y entendernos?
–Sí, parece que es así y sería un buen fruto de la democracia: si hay una necesidad de la sociedad, pues se la va cubriendo. Pero ojo que no es por eso que hay “mayor actividad”, sino al revés: es porque hay mayor actividad intelectual que se hacen más filmes y programas de tele alusivos a nuestro pasado. De eso se trata.
–Usted viene denunciando la depredación y exclusión que sufrió la provincia de Chaco a partir de los desmontes y apropiaciones de tierras a favor de unos pocos productores de soja. ¿Se está tomando conciencia de lo que ello significa?
–Yo tengo clara conciencia de esto, y muchísima gente también, en especial los ambientalistas más serios, que son muchos. Pero la sociedad argentina en general, no. No quiere, o no puede, o no la dejan tomar conciencia del desastre. Y es que los grandes medios son los mayores depredadores, por la sencilla razón de que están pagados por los grandes productores de soja y por el poder agrario, que es enorme y es feroz, y en el que ellos mismos están involucrados.
–Desde hace un tiempo, y sobre todo a partir del debate de la ley de medios, se está cuestionando el papel de lo que se denomina periodismo independiente. ¿Que opinión tiene respecto de quienes levantan banderas de independientes dentro del periodismo?
–Bueno, en realidad sólo son independientes del Rey de España... Porque en lo demás, y es penoso, casi todos los que están a sueldo acaban mimetizados con la ideología de sus patrones. Y si no, tienen que irse o son echados. Lo que resulta patético es que algunos/as terminen siendo más papistas que el Papa, ¿no?
–¿Confía en que la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual genere nuevos contenidos que mejoren a los actuales o que sirvan de equilibrio a los hasta hoy existentes?
–No tengo dudas de que así será. Aunque también estoy seguro de que nada va a ser fácil ni automático, y que las contradicciones y distorsiones van a aparecer a cada rato. Y es que yo no confío plenamente en las vocaciones, ni mucho menos en la coherencia, de este Gobierno. Así que habrá que ver, aunque es obvio que esta ley es completamente superadora de la absurda situación anterior. Por eso apoyé la ley en todo momento.
–¿Qué expectativas tiene para los dos años que restan del actual Gobierno y del papel de las agrupaciones de centroizquierda en el Congreso?
–Yo me conformaría con que el Gobierno meta menos la pata y con que algunos funcionarios metan menos la mano en la lata, y si la meten que vayan presos. Eso sería maravilloso para la salud de la República: que alguna vez vaya en cana algún corrupto groso… Y en cuanto al centroizquierda, me encantaría que fuera menos infantil y que el progresismo no terminara aliándose con la derecha, como parece estar sucediendo. Porque está bien que se diferencien del Gobierno K, pero no parecen igualmente preocupados por diferenciarse de la oposición más tarada. Pero no me hago grandes ilusiones.
–Términos como crispación y tensión son actualmente recurrentes para definir el presente político y se los contrapone con otros como consenso y moderación.
–Son cosas diferentes. La tensión es natural en la política, pero la crispación entre nosotros viene siendo fogoneada por los nostálgicos de la dictadura, los grandes medios coludidos, los idiotas de la democracia y la pobre inocencia de muchísima gente... En cuanto al consenso, también es natural de la política, pero cuando hay crispación y manipulación fogoneadas por un gobierno necio y una oposición más necia aún, es difícil lograr consenso en nada.
La moderación no es una virtud argentina, y así nos va.

Texto completo: “Me encantaría que el centroizquierda fuera menos infantil y no terminara aliándose a la derecha”

Textos relacionados:
Miseria en Chaco

1 comentario:

Anahí M. LLanes. dijo...

Me gustó mucho la entrevista.

Muchas verdades juntas :P

Saludos!