lunes, 13 de septiembre de 2010

Corporación Farmacéutica

Por Pedro Lipcovich

Representantes de laboratorios estatales y especialistas se reunieron para debatir la producción de medicamentos por parte del Estado. Se plantearon objetivos y experiencias.
Esta discusión no sólo concierne a la producción pública de medicamentos, sino al modelo de país.

Para calibrar las fuerzas que deben vencerse, es necesario recordar que “la primera planta pública de fabricación de medicamentos fue instalada por Ramón Carrillo, en 1950, y esa fue una de las causas más importantes de su desplazamiento como ministro de Salud Pública en 1954; cuando el ministro Arturo Oñativia intentó enfrentarse a las empresas de medicamentos, cayó un gobierno” (el de Arturo Illia, en 1966).

"Cuando el Estado desaparece como productor público, la corporación farmacéutica se reposiciona y vuelve al capitalismo salvaje neoliberal”.

Fuente: El remedio al precio de los remedios

martes, 7 de septiembre de 2010

Noticias breves

El teorema de Magnetto
Una encuesta de Poliarquía afirma que entre enero y agosto la imagen negativa de la presidenta Cristina Fernández descendió de 52% a 38%, mientras que su imagen positiva repuntó de 21% a 36%. A su vez, la Presidente subió de 33% a 41% en su aprobación de gestión.
Otras encuestadoras dan más alta la imagen positiva de la Presidente.

Alerta roja en las corporaciones
El Día Nacional de la Industria, Sergio Berensztein les dijo a un selecto grupo de empresarios y lobbistas que tanto Néstor como Cristina Kirchner habían mejorado de manera notable su posicionamiento frente a la opinión pública, en la ciudad de Salta ante un público de mayoría antigubernamental.
Los datos brindados en esta conferencia fueron levantados sólo por la revista Fortuna, del grupo Perfil, pero hasta ahora cuidadosamente ignorados por los grandes medios nacionales. Entre ellos, La Nación, para la cual Berensztein hace encuestas regularmente desde hace años.
Clarín y La Nación pueden intentar ser los voceros del empresariado. Pero por más que recurran a pronósticos de catástrofe, los números de la economía y los de la opinión pública dan cuenta de otro país, bastante distinto al del momento en que se apropiaron de Papel Prensa.

Papel Prensa: Se mantiene firme la intervención
La intervención judicial de Papel Prensa es el centro de una disputa entre dos contendientes. Uno es la Sala C de la Cámara Comercial, que el último día de agosto emitió seis resoluciones a favor de los accionistas privados del monopolio de papel de diario, entre ellas el levantamiento de la intervención. El otro es el juez nacional de primera instancia en lo Comercial, Eduardo Malde, que el viernes resolvió la continuidad de la intervención judicial.

La verdad, según Clarín
En un plazo no mayor a quince días, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación presentará una nueva querella –basada en el informe Papel Prensa-La Verdad– en la causa que investiga si la transferencia de acciones de la empresa del Grupo Graiver a los diarios Clarín , La Nación y La Razón fue realizada mediante la comisión de delitos de lesa humanidad. La causa se encuentra en el Juzgado Federal Nº 3 en lo Correccional Criminal de La Plata, a cargo de Arnaldo Corazza.
A los comunicadores del monopolio se les escapa, alguna verdad. La notita sin firma del jueves pasado, titulada “Violencia, mentiras y peleas” es un ejemplo. Allí se cita una entrevista radial a Rafael Ianover, testaferro de David Graiver que tenía a su nombre acciones A de Papel Prensa hasta que fue obligado a firmar su traspaso. Dice Clarín : “‘¿Le consta que Héctor Magnetto (de Clarín ) o Bartolomé Mitre (de La Nación) pudieran haber amenazado para quedarse con las acciones de Papel Prensa?’, le preguntaron. ‘No, para nada. El acuerdo (de venta) se firmó el 2 de noviembre de 1976. Allí, Patricio Peralta Ramos (de La Razón) me aseguró que a mí no me iba a pasar nada. No obstante, a mí me secuestraron el 12 de abril de 1977’, dijo”. Con eso, para Clarín , Magnetto quedaba despegado. Lo que el artículo no dice es que Magnetto, Mitre y Peralta Ramos habían armado Fapel, el sello de goma que sirvió para la apropiación y que operaban coordinadamente frente a los integrantes del Grupo Graiver.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Cancha embarrada

Por Washington Uranga
La cancha está embarrada. Es la definición que se da en el barrio a este tipo de situaciones. Pero en la política argentina la cancha no está embarrada desde ahora, ni por imperio de “los Kirchner” como suele decirse desde algunos lugares de la oposición. La cancha está históricamente embarrada a partir de los manejos que distintos, sucesivos y alternados grupos de poder económico han hecho de los intereses del país, es decir, de los derechos de los argentinos y de las argentinas de a pie. Es cierto que es mejor, más sano para todos, más democrático y también más justo jugar limpio. Es cierto también que nada justifica el “ojo por ojo” y tampoco la conducta abusiva de unos puede dar por válida una reacción del mismo tipo desde la vereda opuesta. Pero resulta casi ridículo que aquellos que han violado sistemáticamente todas las garantías, abusado del poder en propio beneficio, atropellando y avasallando, actúen ahora como mansas palomitas, rasgándose las vestiduras por la presunta falta de “seguridad jurídica” y atropellos contra la “libertad de expresión”.
Dicho esto hay que volver a admitir que la cancha está embarrada. Que la pelea entre el Gobierno y el oligopolio económico político que ostenta la titularidad del grupo Clarín es una batalla política en la que se juegan intereses muy fuertes, decisivos para el destino del país. Una pelea cuyos verdaderos alcances no perciben o se niegan a ver gran parte de los dirigentes situados en la oposición. Como quedó demostrado en los hechos, el arco opositor no tienen escrúpulos en mostrarse solícitos a la convocatoria de la principal figura del grupo Clarín, léase Héctor Magnetto, para darle instrucciones sobre los pasos a seguir. Quizá crean que aquellos que ahora les dan órdenes mañana les devolverán presuntos favores. Quizás otros actúen por el rechazo que le producen las actitudes de ciertos funcionarios del Gobierno. Lo mismo les pasa a algunos empresarios, dirigentes religiosos y a ciertos comunicadores autotitulados “independientes”.

En cualquier caso: verdad, justicia y derechos humanos son batallas ganadas por el pueblo y son totalmente innegociables. No hay precio ni razón que justifique la traición a estos principios.

Fuente: Innegociable