Los valores, ¿son valores porque los respetamos o los respetamos porque son valores?
La pregunta no es un simple juego de palabras, sino una de las cuestiones fundamentales.
Si sólo son valores “porque los respetamos”, significa que sólo los tendremos en cuenta cuando nos convengan o gusten; o sea, que ellos no van más allá de nuestro sacrosanto capricho, y por mucho que digamos lo contrario, se los dejará de lado cuando su cumplimiento se ponga difícil o signifique algun renunciamiento. Por eso puede sostenerse que, desde esta perspectiva, no son valores.
Muy distinta es la situación si consideramos la segunda interpretación: si los respetamos “porque son valores”.
Aquí la perspectiva es la opuesta.
Los valores tienen un valor intrínseco que va más allá de los caprichos, y por lo mismo, “valen” por sí mismos, incluso cuando su cumplimiento pueda traer problemas o no parecer la opción más grata.
Sin embargo, sólo esta perspectiva asegura, un comportamiento coherente del sujeto (o que al menos, reconozca sus errores).
Por eso son tan importantes los principios, esto es, que lo bueno y lo malo tengan una entidad objetiva, pues si dependen de los caprichos de cada uno, es lo mismo que si no existieran.
Atenerse a la segunda interpretación, es la única manera de construir una sociedad mejor.
jueves, 6 de agosto de 2009
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