Por Carlos Rodríguez
Tras la aplicación de la política de los “desalojos silenciosos” por el gobierno porteño, la cantidad de personas que duermen en la calle aumentó de mil a 1950 y se calcula que 22 mil personas están en situación de ser desalojadas.
“Despacito, en silencio, se van haciendo desalojos.” La trágica ironía verbal que expuso, a principios de año, el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se va cumpliendo, con creces, en una realidad cotidiana que multiplica los desalojos que, sumados a la crisis económica, arrojan a la calle a miles de personas. Un relevamiento realizado el lunes 27 de abril por personal del propio gobierno porteño reveló que hay 1950 personas durmiendo en la calle, cifra que duplica la que se había registrado el año pasado, para la misma fecha, cuando todavía no se aplicaban las drásticas y “silenciosas” medidas dispuestas por el macrismo. El dato, al que pudo acceder Página/12 por fuera de la estructura de prensa del gobierno de la ciudad, fue acompañado por otras apreciaciones que indican que hay cerca de 22 mil personas que viven en la ciudad y que han perdido o están en peligro de perder las viviendas que habitan.
A mediados de enero, el jefe de Gobierno vetó la Ley de Emergencia Habitacional que había sido aprobada por todo el arco político opositor, que había logrado torcerle el brazo al bloque oficialista del PRO. “El Estado debe garantizar el derecho a la vivienda y no puede ser el principal desalojador”, declaró en su momento el diputado de la Coalición Cívica Facundo Di Filippo. Fue en esas circunstancias que Rodríguez Larreta se jactó de los “desalojos silenciosos”, lo que mereció una réplica del legislador kirchnerista Juan Cabandié: “Escuchar a Rodríguez Larreta pone los pelos de punta”.
Los mismos problemas se observan en lo que respecta a la contención de los “chicos de la calle”. La presencia de pibes que viven en la calle “se ha duplicado también porque no hay lugares habilitados que estén destinados a su atención. Los casos más graves tienen que ver con los chicos que tienen adicciones, al paco o a otras drogas, porque no hay lugares para su internación en la Capital Federal y tienen que ser derivados a la provincia de Buenos Aires. En la ciudad la situación es sencillamente horrible, incluso para los casos de atención psiquiátrica, porque el Hospital Tobar García está desbordado”.
Centenares de vecinos hicieron una protesta en el barrio de Almagro, para rechazar la decisión de Macri de desalojar -por decreto- un edificio en el que viven 50 familias, en algunos casos desde hace más de 30 años. El 5 de junio del año pasado, por voto unánime, la Legislatura porteña había determinado que el edificio de Gascón 123, que pertenece al gobierno porteño, fuera destinado a ser “vivienda social”, con la posibilidad de que sus actuales moradores pudieran comprar los departamentos. Por decreto, Macri vetó la ley que había sido votada incluso por la bancada del PRO. La excusa es que el edificio será demolido para construir el llamado Corredor Verde del Oeste, que prevé obras de parquización en los terrenos aledaños a las vías del Ferrocarril Sarmiento. En el lugar viven 73 chicos.
Fuente:
La guerra de los desalojos silenciosos
A mediados de enero, el jefe de Gobierno vetó la Ley de Emergencia Habitacional que había sido aprobada por todo el arco político opositor, que había logrado torcerle el brazo al bloque oficialista del PRO. “El Estado debe garantizar el derecho a la vivienda y no puede ser el principal desalojador”, declaró en su momento el diputado de la Coalición Cívica Facundo Di Filippo. Fue en esas circunstancias que Rodríguez Larreta se jactó de los “desalojos silenciosos”, lo que mereció una réplica del legislador kirchnerista Juan Cabandié: “Escuchar a Rodríguez Larreta pone los pelos de punta”.
Los mismos problemas se observan en lo que respecta a la contención de los “chicos de la calle”. La presencia de pibes que viven en la calle “se ha duplicado también porque no hay lugares habilitados que estén destinados a su atención. Los casos más graves tienen que ver con los chicos que tienen adicciones, al paco o a otras drogas, porque no hay lugares para su internación en la Capital Federal y tienen que ser derivados a la provincia de Buenos Aires. En la ciudad la situación es sencillamente horrible, incluso para los casos de atención psiquiátrica, porque el Hospital Tobar García está desbordado”.
Centenares de vecinos hicieron una protesta en el barrio de Almagro, para rechazar la decisión de Macri de desalojar -por decreto- un edificio en el que viven 50 familias, en algunos casos desde hace más de 30 años. El 5 de junio del año pasado, por voto unánime, la Legislatura porteña había determinado que el edificio de Gascón 123, que pertenece al gobierno porteño, fuera destinado a ser “vivienda social”, con la posibilidad de que sus actuales moradores pudieran comprar los departamentos. Por decreto, Macri vetó la ley que había sido votada incluso por la bancada del PRO. La excusa es que el edificio será demolido para construir el llamado Corredor Verde del Oeste, que prevé obras de parquización en los terrenos aledaños a las vías del Ferrocarril Sarmiento. En el lugar viven 73 chicos.
Fuente:
La guerra de los desalojos silenciosos
1 comentario:
Algo tendrá que hacer el Gobierno de la Ciudad... que nop se olvide que "si no hay pan para el pobre no habrá PAZ para el rico", como dijo Eduardo Galeano...
Saludos
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