jueves, 11 de junio de 2009

Burocracia argentina

Documentos, por favor

Escuché a un tipo ufanándose ante sus compañeros de haber conseguido el pasaporte en 48 horas pagando 700 pesos.

Primero sentí lástima por nuestro país, que mostraba en esa estúpida conversación otra de sus facetas cretinas: la corrupción de funcionarios, el curro de alguna división de la Policía Federal que nos impide contar con documentos de identidad eficaces y baratos, y además velozmente.

Cualquiera que vive en provincias sabe que, con paciencia y suerte, en la delegación local de la Federal le informarán que un pasaporte tarda de dos a cuatro meses. Y debe pagar un montón de dinero, además de un correo privado obligatorio.

Conseguir cualquier tipo de documento de identidad en la Argentina condena a realizar trámites infames y antirracionales. Debemos ser el único país del mundo en el que es necesario esperar meses –MESES, insólitamente– para tener un documento, y eso después de haber pagado precios exorbitantes. Que ni siquiera son informados en la página web de la Policía Federal, organismo que no se entiende por qué, mantiene este arbitrario monopolio, que además de ineficiente es sospechoso.

En casi todos los países del mundo los pasaportes están a cargo de las cancillerías, en ningún caso el costo en dólares es tan elevado como acá y las entregas se hacen en menos de una semana.

No hay dudas de que se trata de un negocio espurio.

Y sucede lo mismo, desde luego, con ese absurdo y arcaico cuadernito llamado DNI. Que debe ser, el documento más fácil de falsificar del planeta.

Claro que esto no es tema de campaña electoral. Ni el Gobierno muestra el menor interés en corregir esta tara de la democracia, ni tampoco la oposición.

Por eso desde hace años los DNI son causa de ilícitos encubiertos, de reclamos de empresas contra el Estado y de fortunas inexplicables de funcionarios. En el largo sainete de intereses, impericias, mentiras, anuncios y contramarchas acerca de nuevos sistemas que nunca se concretaron han sido mencionados notables nombres propios, por lo menos Siemens, Manzano, IBM, Ciccone, Corach, Gostanian y algunos más.

Sería bueno que en el circo electoral algún candidato/a recogiera este guante en serio, y se comprometiera a corregir esta obvia rémora de la dictadura.

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