El gobierno estableció no cambiar la hora.
Otro acierto Cristinista.
Cambiar la hora del reloj (huso horario) es una sandez que atenta contra nuestro "reloj biológico".
La lógica sería que la administración pública (por ejemplo) cambie el horario de entrada y las empresas otro tanto.
Quien trabajaba de 8 a 12 y (almuerzo mediante) de 14 a 18, solo entrará y almorzará una hora antes. ¿Es tan grave?
Y si viajó a España... ¿no se adapta a los horarios de allá?
Quien haya vivido en el campo (no es una mala palabra), sabe que en el verano de Santiago del Estero, se puede trabajar desde el amanecer -el reloj puede marcar cualquier cosa- hasta que el sol se eleva; y desde que comienza a caer hasta que anochece.
En Chubut, Santa Cruz o tierra del fuego, durante el invierno, hay que aprovechar las pocas horas diurnas sin importar lo que indique el relóssh (Les Luthiers).
Cambiando la hora de los artefactos no se ahorra absolutamente nada, pero nos obliga a todos y cada uno a modificar las PC, los relojes, los celulares, el reproductor de CD, la video cassetera, el microondas...
Quien esté trabajando a las 12 de la noche, deberá continuar por una hora más (o menos según el caso), para esperar el relevo, etcétera.
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domingo, 25 de octubre de 2009
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