por Rudy
Lector, ¿recuerda esos domingos a la mañana, para ser más precisos a las 6.48 de la madrugada, cuando usted está durmiendo, o disfrutando del sexo madrugador, o reponiéndose de una noche agitada, y de pronto... ¡ring, ring, ring. Ring, ring!!!!!! Y hasta que usted no deja de lado su vida privada y se dedica a atender, no paran. ¿Y quiénes son! Son los que vienen a decirle “¡Aleluya, hermano, aleluya..., es hora de que despiertes y escuches el mensaje de Dios, que te conoce y te está mirando!”. Y de nada vale que usted le diga que no es creyente, o que su religión es el fundamentalismo miniturista, o que, en todo caso, si Dios lo conoce y lo está mirando, sabe perfectamente que el domingo a las 6.49 de la mañana no es la mejor hora para que usted, desde su debilidad humana, escuche el mensaje divino con toda la concentración que dicho mensaje merece –¡des-pués no se quejen de que uno entiende mal qué es pecado y qué no!!!!—.
O bien, cuando en esa misma situación suena el teléfono, y esta vez no es Dios, pero es alguien que se cree... Son los del Banco Truchense de Destrucción Masiva, que tienen el honor de comunicarse para ofrecerle un crédito para que usted pueda acceder a lo que nunca quiso, para que pueda tener ese auto con el que soñaba su suegra, para que sus hijos puedan comprarse una computadora capaz de entrar en su cuenta bancaria y sacar todos sus depósitos.... Todo eso al alcance de su mano, y a un interés increíble... increíble no necesariamente quiere decir bajo, pero eso usted recién lo va a saber cuando pague el crédito por quinta vez.
¡Y si en medio de un ataque hormonal, pasional y temperamental el teléfono ataca, y finalmente resultan ser de Telecómica, que le están ofreciendo un teléfono celular que es mucho mejor que el que usted tenía hasta ahora, porque es nuevo, caro, y de otro color. O porque tiene una cámara que registra olores, ideal para llevar al baño y luego hacerles bromas pesadas a sus conciudadanos. También pueden ofrecerle una ¡línea Superbing! Que es algo tan pero tan exclusivo que nadie sabe en qué consiste. O un servicio completo de telefonía, cable, Internet, cunilingus y comida vegetariana....
El asunto es que a usted lo llaman, le ofrecen, lo presionan, lo agobian ¡ya que usted no va al shopping, el shopping se mete en su casa bajo la forma del telemarketing (y si usted va al shopping, lo mismo da)!
Pero ahora ¡basta, stop, se acabo lo que se daba, llegó el comandante y mandó parar! Sííííí, se acaba de inaugurar el sistema NO LLAME, usted se registra y, si lo llaman para ofrecerle esas cosas, pagan multa. ¿No es wonderfull?
Fuente: Sátira12
Para inscribirse en el Registro hay que llamar al 147 y darse de baja para recibir estas llamadas. Luego, se debe llevar a una dependencia del gobierno de la ciudad una fotocopia del DNI y una factura de la línea telefónica.
Uno se pregunta:
¿No tenemos todos el derecho a que no nos molesten con llamadas que no pedimos?
¿No sería más racional y sencillo que se registren solo los que los quieran recibir?
¡Es inútil!... ¡El que sabe, sabe; y el que no... legisla!
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